Jackie Robinson, primer deportista profesional negro (1947)

Artículo de David Llorens
Fuente: Mundo Deportivo http://www.mundodeportivo.com/mas-deporte/20160302/40145507573/jackie-robinson-primer-deportista-profesional-negro-1947.html

En la década de 1940 la segregación racial estaba profundamente implantada en EE.UU., especialmente en los estados del sur. Blancos y negros residían en barrios distintos, comían en restaurantes distintos, se educaban en escuelas distintas y viajaban en transportes distintos. Esta barrera invisible pero infranqueable también era evidente en el deporte: los blancos disputaban las competiciones oficiales y los negros quedaban arrinconados en lo que entonces se conocía como ‘Negro Leagues’, un patio de juegos particular del cual no les permitían salir.

El deporte hegemónico del país era entonces, y de largo, el béisbol. Así que la llegada de un jugador negro a una Liga ‘blanca’ convulsionó América hasta los cimientos. Se llamaba Jackie Robinson , medía 1.83 m., pesaba 90 kg. y lo cambió todo para siempre.

Era un prodigio. Nacido en el sur, en Georgia, pero criado en la más tolerante California, fue el primer hombre del país en gozar de becas universitarias en cuatro deportes distintos (baloncesto, fútbol americano, atletismo y, por supuesto, béisbol). En 1945 se enroló en los Kansas City Monarchs de las ‘Negro Leagues’.

El ideólogo de su aterrizaje en un reducto que los blancos defendían a ultranza fue Branch Rickey, presidente de los Brooklyn Dodgers. Él veía más allá que sus contemporáneos y sabía que el futuro del deporte pasaba por integrar a los negros, físicamente superiores. Estuvo cinco años buscando al candidato ideal para dar ese crucial primer paso, hasta que halló a Robinson. No era el mejor jugador de las’Negro leagues’, pero sí el más competitivo y tenaz.

Convencerle no fue fácil. Hablaron mucho. Durante una de sus charlas, Rickey le dijo: “Sé que eres bueno, pero no sé si tienes arrestos”. “¿Arrestos para pelear si me provocan?”, respondió Jackie. “No –concluyó Rickey–, arrestos para aguantar sin hacerlo”. Le advirtió que sería menospreciado, humillado y amenazado sin piedad durante mucho tiempo, y le puso a Jesús como ejemplo de paciencia y de apóstol de la no violencia.

Robinson era su hombre. En el ejército, donde sirvió tres años como teniente, ya se había sometido a juicio por negarse a sentarse en la parte del autobús reservada a los negros y sabía que su tarea sería titánica. Fichó por los Dodgers en 1945 y pasó dos años en las Ligas Menores. con uno de sus filiales. El 10 de abril de 1947 debutó con el equipo neoyorquino en Ebbet Fields. Los 25.000 espectadores no podían creer que la camiseta nº 42 la vistiera un hombre negro.

Los problemas aparecieron de inmediato. Sus compañeros firmaron una petición en su contra, le pedían que les llevara las bolsas, que les lustrara los zapatos… Con los rivales era aun peor: le lanzaban bolas al rostro o le escupían. Y cada día llegaban a su casa centenares de amenazas de muerte. Pero Jackie lo aguantó todo. Y acabó venciendo.

Permaneció en la Liga una década, ganó unas Series Mundiales y fue seis veces All Star. Y, lo mejor de todo, cuando se retiró ya había decenas de jugadores negros en la Major League. El resto de su vida lo dedicó a trabajar en pos de la igualdad. Su última aparición pública fue en las World Series de 1972, casi ciego por una diabetes. Falleció nueve días después, pero ya hacía tiempo que era inmortal.

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