Se pensaba que el calendario se había quedado irremediablemente fuera de sincronía con las estaciones y por eso se creó el año de 365 días, con un día adicional cada ciertos años para incorporar las horas adicionales acumuladas.
Fue así que nació el año bisiesto. Y en esos años especiales, el mes de febrero, que originalmente tenía 29 días, pasaba a tener 30.
Pero se cuenta que cuando Augusto se convirtió en el primer emperador del recién establecido Imperio Romano, quiso tener un mes nombrado en su honor con los mismos días que el mes de julio, que honraba a Julio César.
Y en la batalla por los días adicionales el pobre febrero terminó cediéndole un día a agosto.
El año bisiesto fue creado por Julio César en el siglo 1 a.C. (Foto: Hulton Archive)